Colombia es un pa�s lleno de magia y de misterio en donde no existe un solo lugar que no se distinga por sus propias supersticiones. Inmersa as� la imaginaci�n del escritor Cordob�s Valero Tovar Mart�nez en las historias que han venido pasado de boca en boca al largo de los siglos asustando a las cr�dulos y ense�ando a chicos y grandes, las suyas quiz� como su apellido lo indica, expulsadas del escenario donde se desarrollan por atrevidas, profanas y diab�licas, nos va llevando con sutileza de creyente de lo que narra, por los intricados laberintos de sus Cuentos proscritos, donde a�n habitan La Llorona, el hombre bufeo, el hombre caim�n, el cura sin cabeza o la Mojama, todos al galope relinchando por los caminos de la costa colombiana desde el legendario Momp�s hasta las hendiduras de las piedras de la milenaria Cartagena de Indias.. Es all� en un lugar llamado Clemencia cuando "despu�s de una mala noche, el agorero se despert� con la sensaci�n terrenal de morirse ese d�a soleado de enero, "dispuesto a organizar su propio funeral y asegurarse de no volver a resucitar. Era el �nico ser sobre la tierra que pod�a experimentar infinidad de veces la acci�n liberadora de la muerte y el retorno degradante a la vida. Personaje f�ustico es este conocedor de su capacidad para ser algo m�s que un simple mortal. Regido por fuerzas sobrenaturales, en �l se encarna una nueva versi�n de la lucha de Dios contra Satan�s. "Usaba el griego antiguo que hablaban los augures de Delfos cuando hablaba que el destino de los hombres viene definido desde mucho antes de nacer; y cuando hablaba que deb�amos poner la otra mejilla, usaba el Arameo la lengua de Jes�s. Cuando se aseguraba que sus ideas hab�an sido bien entendidas, las repet�a en el lenguaje de la regi�n". "Tildado de loco, porque no pod�an entender la magnificencia de sus predicciones y lo certero de sus juicios, solo unos pocos pod�an interpretar sus palabras y buscar alivio a sus miedos y temores con sus sabios consejos que les permit�an entender su pasado y conocer su futuro. ] Desde esta visi�n mitol�gica veremos entonces desenvolverse en un escenario de fascinantes giros narrativos, l�dicos y dram�ticos con cierto aire de burla, la fuerza del personaje y su trascendencia en la vida de los habitantes de Clemencia quienes asistir�an a sus funerales "solo para darle palmadas en la cara para saber si en verdad estaba muerto o era una trapisonda de borracho para hacerlos llorar y despu�s regresar m�s vivo que nunca. "Y esperar�an seguros de su regreso y recordar�an su historia cada uno desde su visi�n personal del Bien y el Mal. Sent�an que despojado de su cuerpo y liberado por la muerte disfrutar�a de la ingravidez de su existencia, atrapado en la inmediatez de lo eterno que le permit�a desplazarse sin moverse en el rec�ndito mundo de los durmientes esperando el impulso divino que lo devolviera de nuevo al mundo de los vivos donde existe el dolor y la desesperanza. Es precisamente a ese mundo en donde muy seguramente vive para siempre el ya legendario se�or de la vida, que llega el Maligno, Fausto y Mefist�feles. Fausto, en su reedici�n coste�a de la lucha de Sat�n contra el orden establecido, y Nefasto, El Maligno. Encarnados Fausto y Nefasto en seres comunes y corrientes, nativos del Sin�, en los inmigrantes turcos y libaneses due�os de las fincas ganaderas y lecheras de la regi�n, en sus mujeres y en sus hijos, y entre ellos Pupo Villa, "consciente de la tragedia que se avecinaba y que marcar�a por siempre su destino de ni�o despreciado e insatisfecho con su cuerpo y con su alma. Sellemos este pacto le dir�a Mefisto aquella noche sin estrellas y sin luna que sellar�a por siempre el destino de un hombre que hab�a vendido su alma."